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jueves, 29 de abril de 2010

Te agradezco

Haberte conocido es lo mejor que me ha pasado en meses, quizá en uno o dos años. En un principio me pareciste pedante, seria, poco sincera, estúpida, inútil, mala, egoísta, infeliz, traidora, mentirosa y tenía razón

Recuerdo perfectamente el primer día que te vi, jamás podré olvidar tu facha de entereza, de no me interesas, de perfección, de arrogancia, de empresaria, de prepotencia, de altiva, de alteza, de realeza, de omnisapiencia, de omnipresencia. Me pareciste detestable, ridícula, estúpida, falaz, errante, putrefacta, boba, mimada, simple, ridícula y falsa. Con ese ritmo que tienen tus piernas cuando caminas: uno, dos, izquierda, derecha. Con esa verticalidad axial, con toda tu ropa recién sacada de la tintorería, con las uñas recién limadas, tus zapatillas de aparador, tu collar de moda, tu corte nuevo…con todo eso te digo que alguien como yo nunca más conocerás. Estás destinada a la infelicidad, a estar con alguien que seguramente antes de contraer nupcias te va a engañar con tu mejor amiga, con alguien que te prometerá todas las estrellas del manto estelar, con alguien que te dirá que tú eres la más bella de esas estrellas, con uno que te llenará de regalos, con aquel que usa corbata los sábados, con el que maneja un cero kilómetros, con uno que sigue creyendo en la superioridad de las marcas, con uno que no puede convivir con los que menos tienen, con uno sin sensibilidad, con uno sensible a la cuesta de enero, con uno que presentará ante sus amigos como sólo una amiga…conmigo.

Pasamos excelentes momentos. ¿Te acuerdas cuando corrimos de la mano a toda velocidad esquivando a los peatones? Yo sí. ¿Te acuerdas cuando lloraste en mi hombro porque no encontrabas una solución a los problemas de tu padre? Yo sí. ¿Te acuerdas cuando me dijiste te quiero? Yo no. Qué fácil es olvidar los malos momentos, para mí me parece imposible pues contigo sólo se trató de eso: de malos momentos. De desprecios, de fatiga, de mentira, de consuelo.

Acepto haberte herido, acepto haberte amado, acepto haberte aceptado, acepto también haberte buscado pero lo que no acepto es que me hayas dejado. Te largaste como un animal al que se le deja de dar alimento, te fuiste sin más, te fuiste sin dar explicaciones, te saliste de mi alma, te fuiste de mi vida. Me trataste como al peor de los hombres, como a un esclavo, como a un migrante, como a un extraño, como un don nadie, como a tu peor enemigo. Espero que lo sepas: ya no te quiero.

Creo que tú nunca me quisiste, no me parece raro porque tú no sabes lo que es querer ni mucho menos amar. Es claro que no sabes dar amor, ni tampoco recibir. Tú crees que nunca perdiste, pues te adelanto que me acabas de perder. Me perdiste para siempre, para ti ahora estoy en un laberinto en el que nunca me hallarás y del que nunca saldrás. Acéptalo, perdiste lo mejor de tu vida.

Así como comencé terminaré, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. No quiero verte nunca más, no quiero ser parte de ti, no quiero a personas como tú. Te detesto, te odio, te maldigo, te entierro, te olvido y lo mejor de todo: te agradezco.

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