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domingo, 25 de abril de 2010

Sólo nosotros dos

ÉL y ELLA se conocieron hace mucho tiempo, pudieron haber sido una pareja de telenovela; sin embargo eso nunca pasó. Tiempo después ELLA decide buscarlo.
-o-
NARRADOR. Tras un largo día en el colegio, él dormita por la tarde en su cama; Suena el teléfono y se levanta inmediatamente a contestarlo. Todavía balbuceando responde al llamado.
ÉL.- Bueno ¿Quién habla?
(silencio)
ÉL.- Bueno, bueno
NARRADOR.- Eran las cuatro de la tarde cuando ella se decidió. Con mariposas en el estómago y uno que otro retortijón toma el teléfono y le marca a ÉL.
ELLA.- Soy yo.
ELLA.-No te escucho bien, ¿pasa algo?
NARRADOR.- ÉL sabía perfectamente que quien le hablaba era ella. Pretendía no saberlo.
ÉL.- Ah! Hola, ¿Qué dices?, ¿Cómo estás?
ÉL.- No pasa nada, lo que pasa es que me acabo de despertar; bueno, me despertaste (risas nerviosas). Pero dime, ¿en qué te puedo ayudar?
NARRADOR.- Con un nudo en la garganta y el corazón latiendo continua y rápidamente ELLA responde.
ELLA.- Muy bien, aquí pensando en ti.
ELLA.- Mira, va a haber una reunión de acá de la escuela, que onda ¿jalas? En un rato te mando la dirección, ¿te late?
NARRADOR.-ÉL medio dormido todavía accede a las posiciones de ELLA
ÉL.- Órale, me late. Nos vemos al rato.
-o-
Narrador.- ÉL ya muy consciente de lo que había dicho se puso a pensar en las múltiples cosas que tenía que hacer por la tarde y que seguramente no llegaría puntual al lugar que hasta esas horas desconocía. Se echó agua en la cara. Se cambió la playera y emprendió camino. Prendió el coche. Se despidió del “poli”.
Pasaron dos horas y él todavía no iba ni a la mitad de sus quehaceres. Sonó el teléfono. El identificador de llamadas decía que era ELLA.
ÉL.- Ah ¿Qué onda? ¿Entonces siempre si nos vemos más tarde?
ELLA.- Sí, sí pero ni siquiera te he dado la dirección ni nada. Espera. ¿Tienes dónde apuntar?
ÉL.- No, pero mejor mándamela por mensaje.
ELLA.- ¿Seguro?
ÉL.- Sí, mejor.
ELLA.- Bueno, entonces en unos cinco minutos te la mando. Adiós. Te quiero
NARRADOR.- Al escuchar el “te quiero” ÉL se sintió muy incómodo ya que en ese preciso instante no sentía lo mismo que había sentido por ELLA hace tan sólo unos cuantos meses. Atónito, se orilló y se quedó pasmado por unos diez o quince segundos pensando en cuánto significaban esas palabras para ella. Tras un suspiro siguió su camino. Pasó una hora más y ÉL casi terminaba sus actividades. Vibró el teléfono. UN NUEVO MENSAJE. Era ELLA con la dirección de la reunión. Tras la no respuesta de ÉL al mensaje de ELLA, ésta última (totalmente desesperada) decide marcarle para confirmar.
ELLA.- Ah hola, oye, ¿te llegó el mensaje?
ÉL.- Sí, sí hace un rato. Pero como vengo manejando no pude contestártelo.
ELLA.- Ah bueno, no te fijes. Pero ¿si nos vemos al rato?
ÉL.- Sí, sí te caigo. Aunque sea un rato. Pero de que nos vemos, nos vemos.
ELLA.- Oye
ÉL.- Sí, dime
ELLA.- ¿Puedes pasar por mí?
ÉL.- Híjole, me la pones muy complicada. Estoy hasta el otro lado de la ciudad
ELLA.- Bueno, entonces nos vemos allá a las 10 ¿Te late?
ÉL.- Sí. Sí llego.
ELLA.- Va, adiós, te quiero
ÉL.- (Nada respondió)
Narrador.- Por segunda vez ELLA le dijo lo que ÉL no podía escuchar. Él, contrariado pensaba en cómo responder ante esto. No encontró respuesta.
-o-
ELLA se arregla como nunca. Se baña. Se alacia el cabello. Se maquilla. Se pinta las uñas. Se pone la mejor blusa. Se sabe y se ve hermosa. ÉL mientras tanto maneja en el tránsito de la ciudad y piensa en cómo se verá ELLA.
Llega la hora de la reunión. Abrazos, besos, estrechadas de manos, amistades nuevas, viejas amistades, recuerdos, sonrisas, música, bits, y ELLA.
ELLA se ve deslumbrante, con su tez perfecta, el cabello agarrado, y una sonrisa cautivadora. Los demás no le interesan, sólo lo está buscando. No lo encuentra. Se desespera. Pasan dos horas en la reunión y Él no llega. ELLA decide marcarle de nuevo.
ELLA.- ¿Qué onda, dónde andas?
ÉL.- Perdón, perdón es que….
(se corta la llamada)
NARRADOR.- ÉL desesperado intenta marcarle. No tiene éxito. No hay señal. Pisa el acelerador cuando momentáneamente UN NUEVO MENSAJE, DOS NUEVOS MENSAJES. Mientras tanto ella inconsolable piensa lo peor de ÉL y decide enviar un par de mensajes. El primero decía: ¿Se te olvidó verdad? El segundo decía: Ya me voy, nos vemos luego.
ÉL, desesperado al ver el mensaje contestó de igual manera un par de veces. El primer mensaje decía: No, no se me olvidó. El segundo: no te vayas, llego en cinco minutos.
ELLA siente contracturas en el cuerpo. Le tiemblan las manos.
-o-
ÉL llega al lugar de la reunión e inmediatamente se da cuenta de ELLA. No hace nada y espera a que ELLA vaya a su encuentro. ELLA parece verlo a lo lejos e inmediatamente corre a abrazarlo. ÉL finge no encontrarla y se da media vuelta con la cabeza baja. Súbitamente siente un par de brazos a su alrededor. Sabe que son de ELLA.
ELLA.- Hola mí vida, déjame abrazarte, dame un beso, te quiero.
ÉL.- Hola, ah sí claro.
ELLA.- ¿Qué no te da gusto verme?
ÉL.- Por supuesto que sí, pero me extraña en ti tanta efusividad. Parece como si no me hubieras visto en años.
Para ELLA, aunque habían pasado meses, parecían mil años.
ELLA.- No, no. Espera
ELLA.- Tengo que decirte algo
Y ELLA con todo el valor que tenía en ese momento dijo:
ELLA.- Te amo.
ÉL con una mirada de extraño la veía y la volvía a ver afirmándose que sí era la misma de siempre. Pero ahora tenía algo distinto. Y no se le ocurrió más que contestar:
ÉL: Yo no.
-o-
Esas palabras significaron mucho para ambos. Para ÉL significaron un sentimiento que nunca antes había tenido. Para ELLA un mar de lágrimas al saber que Él era incapaz de amarla. Lo único y más desesperado que se le ocurrió a ELLA fue abrazarlo fuertemente. ÉL se sintió cobijado.
ELLA.- Dime que me amas
ÉL.- No, eso sería una mentira.
ELLA.- Dímelo. Aunque sea mentira.
ÉL.- No, no quiero jugar contigo.
ELLA.- Anda, juega conmigo. Dime que me amas.
ÉL.- No, entiende, no te amo
Y así pasaron largo tiempo. ELLA: perdida en sí misma. Él: negando sus sentimientos. Pasaron dos, tres, tal vez cuatro horas. ÉL le explicaba porqué no la amaba. ELLA lloraba y lloraba. Sucedió algo que sólo ellos dos lo saben, finalmente ELLA accedió y de manera inaudita entendió que lo que ÉL siente es mucho más grande que un “te amo”. Se fundieron en un abrazo y se hacen UNO. Aquello que sólo parecía una reunión se convirtió en una fiesta de dos.
Suena una canción, su canción
ELLA.- ¿Te acuerdas?
ÉL.- Sí, me acuerdo
ELLA.- Ahora te quiero más que nunca.
ÉL.- ¿Qué nos pasó?
ELLA.- No sé, no quiero saber, ya no me importa.
ÉL.- A mí sí me importa. ¿Sabes por qué?
ELLA.- No, no sé. Dime
ÉL.- Porque tú me importas.
Al ritmo de las canciones. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis o tal vez siete tragos ÉL comenzó a perder el control. Un sniff, dos sniff, tres sniff son más que suficientes para que ELLA lo perdiera también.
De nuevo su canción.
ÉL.- Sabes. Estoy empezando a sentir lo mismo que antes. (con una voz entrecortada)
ELLA.- Yo ya no te amo, te necesito.
ÉL.- Ahora sólo somos tú y yo: nosotros dos
ELLA.- Siempre fue así: sólo nosotros dos.
En ese preciso momento se funden en un sentimiento tan puro que nada les importa. Sólo están ellos.
-o-
No pasa mucho tiempo para que algunos de los invitados se retiren del lugar. A ELLOS no les interesa. Se observan y se notan perfectos.
ELLA.- Te amo
ÉL.- Yo también
ELLA.- ¿Subimos?
ÉL.- ¿Estás segura?
ELLA.- Sí
A estas alturas de la noche la hora ya no importa. Podrían ser las cinco o las seis de la mañana. Eso no les importaba.
Lo que sucedió después fue algo que sólo ELLA puede decir. ´
Ya era de día
ÉL despertó y vio que estaba acompañado por ELLA. Lloró en silencio
ELLA dormía como si no lo hubiera hecho en tres días
ÉL besó la frente de ELLA. La cobijó. Tomó sus cosas. Secó una lágrima que se deslizaba lentamente sobre su cara y se fue

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