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domingo, 27 de febrero de 2011

Anda y ve.

Tratando de recordarte mientras termina una canción por todos conocida, veo como se ha ido terminando de a poco mi vaso. Han pasado tres horas desde que te dejé ir con la persona que seguramente te hará feliz los próximos días. Mis amigos todavía no se han dado cuenta que en realidad estoy perdidamente idiotizado contigo, que cuando escucho hablar de ti cambia todo mi ánimo y que hasta el más mínimo detalle es un pretexto para pensarte.

En estos momentos no supe si hice bien o mal en dejarte ir ¿Para qué hacerlo si bien sabemos que conmigo eres plenamente feliz? Qué crees que acaso no me doy cuenta que tiemblas cuando me ves, que la voz se te quiebra cuando hablas de mí, que tu entorno cambia cuando estoy cerca de ti. Deja de tratarme así, nunca más me des la espalda ni te vayas sin despedir y si así sucede no me digas adiós.

Últimamente he notado el interés de muchas mujeres sobre lo que aparentemente soy, no me he cansado de decirte una y otra vez que no sabes ni una cuarta parte de lo que soy puesto que solo me interesa que tú sepas quién yo soy. Aquellas mujeres solo están enamoradas de lo que no soy, piensan que soy sensible y distinto a los demás cuando en realidad tengo más defectos que lo made in china.

Bien podría estar rodeado de excesos y cosas que tú jamás en tu vida siquiera conocerás y la verdad es que últimamente esa ha sido mi realidad, no obstante aquello ya no me interesa más porque ahora lo mínimo y lo máximo eres tú, eres el principio y el fin, debo decirte que significas bastante más de lo que piensas para mí.

A veces he pensado en dejarte de pensar pero no puedo hacerlo, he intentado con diversas mujeres y no puedo, pretendí regresar al vicio y simplemente la conciencia me dice que te debo olvidar pero el corazón me grita que no puedo. Regresé a mis excesos tratando de jamás recordarte pero como lo imposible: simplemente no puedo.

Ya no puedo hacer mucho, las personas me dicen que no abandone mi deseo sin embargo y pese a todo lo que siento creo que tienen toda la razón. He dejado de ser serio y positivista, materializaste lo que había querido desde hace tantos años. Posiblemente ni siquiera eres lo que había deseado porque yo sé perfectamente que tú eres un tanto más de aquellos que cualquier persona podría desear.

Nuestros encuentros de ahora en adelante ya no serán iguales, podrías burlarte de mí una y otra vez y yo seguiría ahí detrás de ti irremediable e irrazonablemente. En pocos días formalizarás todo aquello que no deseas y de la misma manera te deseo y augurio una infelicidad porque bien sé que aquel al que solo quieres no podrá entender la complejidad tuya.

Finge tu sonrisa y acuérdate de mí en cada detalle. Quizá en ese mismo momento en que te acuerdes de mí yo también esté con alguien más, con esa que te gustaría ser en este preciso momento porque ahora sí me siento cobijado por unos brazos sinceros. Han pasado tantas mujeres como vasos de ron barato por mis manos, pero una como tú jamás en la vida podré encontrar, me resigno a quedar de ti en cualquier momento. Ya estoy cansado y derrotado. Anda y ve.

martes, 15 de febrero de 2011

Felices mis 18

Toda la semana anterior estuvimos preparando mi peda por mis dieciocho, mis cuates se la pasaron diciendo que sería una mega peda con dos tres prostis y en el peor de los casos las amigas de la novia de uno de mis hermanos serían las que amenizarían el ambiente. Mensajes por el móvil e inbox en fb fueron la historia de la semana, en la escuela toda iba normalmente y aunque reprobara como siempre dos o tres materias mis papás por nada me iban a quitar el gusto de ponerme una de albañil el fin de semana. Ya todo estaba listo: el lugar, el dinero, mis cuates y las chidas.

Era viernes y mi hermano me quiso celebrar un día antes a su estilo. Me llevó a un lugar en una colonia popular para enseñarme físicamente lo que era un tuburio para que según él supiera lo que eran esos lugares, mismos que frecuentaba seguido por puro desmadre. Después de haber estado ahí unas cinco horas resultó que el más divertido era mi hermano, si no mal recuerdo se ha de haber tomado unas quince cervezas el muy cabrón y obviamente el que salió manejando fui yo jurado nunca más salir con mi carnal.

Llegó el sábado, ya nada más faltaba que dieran las once de la noche para que comenzara la aventura que había planeado por más de una semana (de ahora en adelante trataré de narrar en presente para que sepan cómo estuvo el desmadre). Llego al lugar acompañado con dos de mis mejores amigos, el de la cadena no cree nuestra edad hasta que después de dos minutos se entera que es mi cumpleaños y que ya podía estar ahí legalmente. La del cover está 2 3, coqueteo con ella sin ningún resultado positivo y subimos directamente a las mesas.

Obviamente yo no estoy dispuesto pagar un solo peso, antes de pedir nos ponemos de acuerdo para ver lo que vamos a pedir y decidimos que dos botellas de JB serían la opción, a mí me vale madre lo que sea porque lo que quiero es salir a gatas hoy. Comienzo sin actitud mediando las cubas para que no empedarme en media hora, ya van más de tres cubitas y yo sin actitud…para acabarla de chingar me llaman las prostis con las que habíamos quedado y me dicen que les salió otra chamba y que no iban a llegar.

Al calor de unas cumbias y unos shots gratis ya no sé ni qué hora es ni siquiera quién se va a encargar de pagar la cuenta… la peda que traigo es memorial pero poco honesta. En casa las cosas no han ido bien y yo no sé qué va a pasar con mis padres, pero bueno ahora es tiempo de perder la dignidad y agarrarme a la única mujer disponible en la mesa. Una niña con tinte güero, short cachetero y una blusa de esas de doscientos pesos, no fea, cuerpo regular pero con unas ganas de aprovecharse de mí que debo seguir fingiendo mi estado sobre alcoholizado para dejarme caer en sus brazos y así, simulando mi torpeza poner mis manos en su cuerpo lleno de plasticidad.

Mi cabeza da vueltas y el piso se me mueve, caigo en el momento y veo a un par de parejas de hombres acariciándose de manera anormal para mí, volteo a la izquierda y me doy cuenta que un intento de español lleno de tachas baila demoniacamente, 3 orientales buscando alguien para ligarse, ahora todos en el lugar están hasta la madre pero nadie más que yo. El guardia del lugar se acerca a preguntar no sé qué y yo respondo no sé cuántas pendejadas. Pasa un tiempo considerable y tengo un golpe en la cabeza, ya estoy tirado en mi sillón sin saber qué pasó una hora antes, quizá ni cartera traigo pero eso a quién le importa, feliz cumpleaños a mí.

lunes, 7 de febrero de 2011

Perdóname

Justo era media noche cuando bajaba las escaleras de la cantina donde había estado tomando alrededor de dos horas. Al momento de salir del lugar y de haber cruzado palabras con el cadenero y algunos comentarios con el viene viene recibí una llamada de la que hasta hace un par de meses era mi cuñada. Cortésmente atendí la llamada entrante para oír mentadas de madre e insultos que solía escuchar cuando tenía pocos años de edad. Obviamente no me dio ni un segundo para poder contestarle y pedirle que se calmara, que todo ya había pasado y que la culpa no la había tenido nadie. Aparentemente traía algo encima porque ella jamás hubiera empleado ese tipo de palabras que yo acostumbraba escuchar. Tras unos cinco minutos de haber manejado a casa y de que una mujer me hubiera destruido moralmente comencé a realmente ponerle atención y de la manera más cruel colgué el teléfono para tomar lo que restaba de la bebida que había sacado de aquel horrendo lugar.

La inmediatez con la que entró la segunda llamada consecutiva fue sorprendente, admirablemente aquella con la que había compartido alimentos en reiteradas ocasiones no se había cansado de recordarme lo que sería mi desgraciada vida a partir del día en que había abandonado al que se suponía era mi complemento vital. De nuevo pero ahora con mayor rencor colgué el teléfono puesto que ya habían sido demasiados insultos para una noche.

Pensaba en apagar el móvil cuando una tercera llamada me sorprendió puesto que no era mi cuñada ni nadie que me pudiera o quisiera hacer daño sino mi madre a las dos de la mañana, argumentando no poder dormir hablamos una media hora sobre el perdón y todo lo que conlleva. Ella fue la que cerró la conversación rematándome con una de esas frases que se nos quedan marcadas como una herida infantil, todavía recuerdo puntualmente haber escuchado: -Hijo, yo soy tu madre y toda la vida te perdonaré. Aunque seas un ladrón y aunque no tengas perdón yo tengo la labor de socorrerte-.

Tras haber llorado en silencio por las palabras de mi madre bajé del carro esperando no recibir ni una llamada más que alterara mis emociones cuando angelicalmente vibró de nuevo el celular. Ahora ya no era nadie mas que mi nuevo amor, la persona que había necesitado hace tanto tiempo, una de esas personas que son tan perfectas que causa incomodidad tenerlas cerca, un ser al que había engañado ocasión tras ocasión haciéndome la víctima del cuento.

Te quiero más que ayer me decía con una voz tan tierna como la de una viejecita diciéndoles palabras bonitas a sus nietos, una y otra vez me lo dijo que terminó por equilibrarme. Me pareció tan grande aquel detalle que decidí de manera firme contarle toda la verdad y confesarle que realmente no sentíamos lo mismo, que yo todavía recordaba a la otra persona que tantos sollozos me había producido. Realmente seguía acordándome no de la última pareja que tuve, sino del primer amor que tuve…de aquellos brazos sinceros que me reanimaron cuando peor estuve y que me abandonaron cuando mejor me sentía. Seguramente al haber escuchado mi decisión se sintió la persona más engañada del mundo y yo no esperaba que fuera de manera distinta.

Eran ya las cuatro de la mañana, tenía la decisión firme de seguir cortándome las heridas que se habían introducido en mí hasta que ya dentro de mi habitación pensé de manera clara y profunda concluyendo que la única persona que estaba mal era yo. Con una música tan poco acorde a la situación, con rimas de desaire y violines perfectamente ejecutados seguí mi desventura hasta que salió el sol. Tuve la necesidad de levantarme al baño y ver mi cara de frustración frente al espejo viejo que había dejado el inquilino anterior. Tras haber golpeado el espejo una y otra vez viendo como se cortaba y rompía mi corazón como los pedazos que habían volado a no sé donde escuché que alguien tocaba la puerta tan amablemente que no pude evitar abrirla.

Ya sabía yo que me había equivocado de manera fatal y que eso de golpear espejos no iba conmigo así es que me senté unos cinco segundos para pensar donde podía encontrar algo que cubriera aquella herida que me había provocado hace tantos años. Encontré una gorra que me habían regalado en navidad e inmediatamente me incorporé a abrir la puerta, era un cartero.

Aquel cartero me dijo que había sido su trabajo buscarme por años y que finalmente ahí estaba para entregarme algo que quizá cambiaría mi vida: Una carta. Se fue sin antes dejarme de abrazar fuertemente porque eso era también su trabajo, inmediatamente y de manera inútil rompí el sobre que contenía palabras de la última persona de la que esperaba palabras (mi primer y único amor real). Tratar de transcribir lo que decía la carta sería hacerme daño y literalmente escribir palabras que por sí mismas llorarían, así es que solo me queda el recuerdo de un pedazo de papel de aquella persona a la que nunca renunciaré por más daño que me haga. Perdóname me escribió, perdónate te contesto.