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martes, 30 de marzo de 2010

Siglo XXI, la vida y mis momentos; tiempos de imagen y consumo.

Introducción.
Desde que tengo uso de razón, todos los días que me levanto hay una luz que inaugura el día. En demasiadas ocasiones, un sol que emite calor y que a la vez, proporciona energía. Gracias a la imagen instantánea capturada sobre papel, mejor llamada fotografía, he notado que siempre he estado rodeado de personas. Y curiosamente, esas personas, en su mayoría, siempre las mismas, me han enseñado lo que hasta este momento emito a través de mis dedos y una pantalla, que apunta a mis ojos. Con dichas personas, he vivido un lapso de tiempo que para la historia y sus personajes es poco, o mínimo. Pero para la vida de cualquier persona, le pudiese parecer una eternidad. He sentido y he pensado. Para ser sincero, no podría decir por cual de las dos me he inclinado. Hace unos meses, leí en un libro, una frase muy pequeña, de no se quién, para no se quién, decía: “para los que piensan la vida es comedia y para los que sienten tragedia”. No lo niego, es más estoy convencido. Debo de aceptar, que antes de pensar, me enseñaron a caminar, al mismo tiempo balbuceaba y me enseñaban a hablar. Con esas habilidades, crecí. No sé, hasta cuando supe distinguir una imagen o una persona. Después de que me enseñaron, comencé a aprender, probablemente, cuando aprendí supe distinguir. Cuando aprendí a distinguir, también distinguí el accionar, acciones que hoy conozco como principios. Me enseñaron a diferenciar entre lo que es y lo que no es. Entre lo que es, noté el principio básico del ser, la armonía. Y entre el no ser, lo que vendría a ser, la apatía. Dentro de la armonía, había más que el yo; escenografía y dentro del marco escénico, también personas que ahora, las denomino: familia. Como familia, no sólo mis ascendientes, descendientes y colaterales, sino las personas que también tienen opinión y tendencia común. Las he distinguido como personas con sentido común. Uniendo los principios que le otorgué a la armonía, concluiría la armonía, como respeto a la familia y a la escenografía. Dentro de la apatía, la herencia y formulación de aquellos romanticistas; el yo por el yo. O mejor dicho, yo y solo yo. Aquí, no hay escenografía, ni familia y aunque la hubiere no se sentiría, ni se respetaría. Noté, no familia sino personas con principios individualistas, aquello que se dice individualista lo justifican con lo que ahora lo llaman; utilitarista. Uniendo, los principios que le designé a la apatía, la denomino como falta a la integridad de la familia, por principios individualistas. Seguí conociendo y me enteré que también existe un área, un espacio que conscientemente elegimos. Dicho espacio es donde plasmamos nuestras ideas, quedan marcadas nuestras acciones y también, en ese espacio que elegimos, es donde se enmarcan nuestras quimeras; que a un plazo se convertirán en realidades. Dicho sea de paso, tomo el conocimiento como una herencia de mis antepasados. Mitos, historia, consejos o hasta inventos lo que hasta hoy he escuchado y lo llevo en cada momento. Mi experiencia, otro empuje hasta ese cada momento, dichoso pasado y trazable futuro; olvidando el pasado y no pensando en futuro, muy suficiente. Escribo para pensar y también pienso para escribir. También imagino y escucho cuando escribo. También creo. Una ves que escribo y termino, lo muestro. Hasta la fecha, perfectamente lo dice un viejo: “el que expone, se expone”. Y a eso, no hay que tenerle miedo.

Hace unos días, me preguntaban ¿Qué impresión me dejaba un libro? Y ¿Qué pensaba al respecto, de dicho contenido? A la primera pregunta, le dedique la parte de la introducción. A la segunda, lo que a continuación escribiré.

Si en este momento salgo a caminar, me daré cuenta que la sociedad en mi país, esta dividida. En ese mismo caminar, me daría cuenta que hay personas con automóviles de empresas como: Ford, Toyota, Chevrolet, Mitsubishi, entre otras. Dichos autos en modelos recientes, fácilmente oscilarían arriba de $100, 000. Por otro lado, si observo bien, me daría cuenta que en las mismas calles, hay personas con alguna discapacidad o personas en edad madura que piden dádivas a los mismos conductores de automóviles. Primera observación. Una terrible desigualdad.

Si en este momento, me viera en la necesidad de prender mi televisor para distraerme con algún programa de mi interés, de lo primero que me daría cuenta, es que el programa esta lleno de comerciales que hacen de la televisión mexicana un tele-tianguis. Y que esos mismos comerciales, están destinados a que su producto se me quede toda la vida grabado en mi cabeza. Productos como: Gansito y su ¡recuérdame! Coca-Cola y su fábrica de la felicidad y Victoria ¡la victoria es para siempre!, entre otras. Y en otra observación, me daría cuenta de que todos los comerciales están plagados de hombres y mujeres blancos de piel. En su mayoría altos, con cuerpos estructurales y con rasgos norteamericanos, sabiendo que mi país esta densamente poblado por personas, que al igual que yo, somos de ascendencia indígena. Segunda observación. Mi país es una tienda de consumo y aplaudimos el auto racismo.

Los dos primeros ejemplos, son sobre patentes y su mercadotecnia. Pero pasemos a rasgos culturales. El siglo XXI, me ha enseñado que el humanismo y la historia no existen. Los medios de comunicación, las personas y las ideas de la mayoría de las personas, dictan que el hombre es útil o inútil. Si el hombre produce es útil, si el hombre no produce es inútil. El útil, aunque fuese egoísta, puede llegar el éxito por medio de una carrera universitaria, un automóvil lujoso y una vestimenta digna de un hombre importante sin importar cuales fueron los medios. El hombre inútil, nunca alcanzara el éxito. Podrá ser un hombre virtuoso, que pregone con el ejemplo y que además sea trabajador por naturaleza pero si no tiene las características del éxito, jamás será bien visto por el mismo medio donde habita.

Tercera observación. La sociedad de mi país hace juicios sobre el desempeño de las personas.
En contexto político, si abro cualquier libro de la historia en México, me daría cuenta que desde hace 200 años se ha librado una lucha entre dos grupos: conservadores y liberales. Ahí, me daría cuenta que el poder gubernamental sólo se opera por alguno de éstos grupos y que dichos grupos son los que han llevado a la quiebra al país al momento de pedir apoyo mundial para instalarse en el poder. Si continúo leyendo, me daría cuenta que lo peor que le pudo pasar a la historia de mi país, fue la llegada de los peninsulares a Tenochtitlan. Y además de ese saqueo, continuaron llegando a México extranjeros franceses y austriacos por invitación de los conservadores. Por el lado de los liberales, son dignas del olvido las intervenciones de los norteamericanos, inspiradas por los mismos liberales.

Cuarta observación. Los héroes de la historia de mi país, están inspirados por extranjeros.
Entiendo, que cuando observo a mi alrededor me doy cuenta que hay demasiadas injusticias. También me percato de la negligencia del estado, al no poder incorporar a todos sus ciudadanos al sistema. No hay necesidad de voltear a ver las estadísticas para ver que la mayoría de los ciudadanos no tiene educación; por lo cual, difícilmente un juicio propio. La única reflexión que tienen la mayoría de los ciudadanos mexicanos, son los medios de comunicación masivos. El Internet y la televisión, son el criterio de los ciudadanos. Retomando el tema de la educación, es una vil mentira que los pobres son los únicos carentes de juicios por no tener acceso a la educación. Basta con salir a lugares públicos y escuchar en voz de la clase media paráfrasis políticas casi exactas de los presentadores de noticias televisivas. El Internet también juega su papel, como principal elemento educativo de adolescentes y jóvenes. En estos tiempos, es muy fácil imitar a cualquier vocalista de música pop, que a cualquier costo y ante cualquier obstáculo pretenden llegar a la fama universal, por tan sólo una imagen. Es por eso, que la meta de cualquier joven es empresarial y todo aquello que este relacionado con lujos y cuentas bancarias. En pleno siglo XXI, se bebe estar alineado y si no lo esta, simplemente no existe.
Para cerrar. ¿A que generación pertenezco? A la de los fraudes políticos. A la de la caída de las torres gemelas y las intervenciones americanas en Medio Oriente. A la del concepto filosófico “debo luego existo”. A la de los medios de comunicación y su información tergiversada, ampliada y censurada. A la de las barras de equipos de futbol mostrando el micro nacionalismo que la nación no les puede dar. A la del egoísmo pragmático. Creo que son muchas opciones. Como dijese el cantautor León Larregui: nada que pueda perder, nada que no pueda ser.

Opto, por seguir con mis costumbres familiares, creer en ellos y ganarme día con día su confianza. Escuchar las historias familiares de mi abuela Socorro, los regaños de mi madre Eva, los consejos de mi padre Ángel y escuchar a mi hermano Daniel. Prefiero hojear un libro, disfrutarlo y tener un juicio propio sobre un autor o tema. Sigo con mis creencias y cada vez que escucho lo contrario, fortalezco lo que pienso y expreso. Hasta la fecha me sigue dando gusto sentarme a conversar con alguien con una filosofía distinta. Cada vez, me termino por convencer que hay más necios en esta vida que justos. Confío en mis amigos y cercanos, cuando puedo, busco a mis amigos Toño y Jorge; y leo a Juan Carlos y a Eugenia. Creo, que con eso me basta para no entregarme a la era del vacío, como bien la ha denominado Giles Lipovetsky. Lo demás como bien dicen, cae por su propio peso. Creo que tengo mucha libertad, en un mundo material.

domingo, 21 de marzo de 2010

Muchas interrogaciones y una sola afirmación


A.- ¿Princesa?
B.- ¿Me dices a mí?
A.- ¿A quién mas le podría decir princesa sino a la única que llena mis ojos?
B.- ¿Qué me tratas de decir?
A.- ¿Seré lo que tus ojos quiere ver?
B.- ¿Serás?
A.- ¿Seré lo que tus oídos quieren escuchar?
B.- ¿Te escucharé?
A.- ¿Seré lo que tu ser está buscando?
B.- ¿Lo serías?
A.- ¿Me dejarías una vez mas?
B.- ¿Alguna vez te he abandonado?
A.- ¿Te concentrárías en mí y sólo en mí?
B.- ¿Será que estoy cansada de hacerlo?
A.- ¿Me aceptarías como el único en tu vida?
B.- ¿Seguro estás que lo eres?
A.- ¿Me estás engañando?
B.- ¿Eso ha sido una pregunta, con quién te podría engañar si nunca salgo de casa?
A.- ¿Cuéntame qué nos pasó, dime cómo falle?
B.- ¿Qué nos pasó, cómo fallaste?
A.- ¿Me perdonas?
B.- Tú para mí estás muerto, me eres indifente.

miércoles, 17 de marzo de 2010

En clase de oratoria

En alguna ocasión me dijeron que estaba correcto.
Hasta ese entonces creí que estaba equivocado.
Todabía sigo creyendo que sigo mal.
Pocos me han dicho de mi relatividad.

Al cantante nadie le pregunta si sufre o si llora.
Al triste nada le luce bien.
Al loco dice que no la conoce.
¿Será por eso que no los dejan salir?

Tratando de conquistar a una mujer con prosa vulgar.
Pensando en lo normal que son los demás.
Tratando de escribir sobre Él.
Pensando en lo que va a ser y hacer.

Esquiva a los de siempre.
Las palabras que oye y nunca escucha son populares.
Cansado de ver al bufón y a la otra.
Concentráse en lo que no ve porque lo que es nunca será.

Postrado como siempre en el perfil bajo.
Renuente de sí y de los demás.
Nunca conforme con lo normal.
Se adecua a lo que ¡Por favor! nunca será.

Mira lo idiota que se ve.
Normal como los demás.
Con todo lo material que solía tener.
Ahora es él, solo él.

Qué complicado ha de ser vivir solo.
Cuando uno está acostumbrado al bullicio.
Es normal que el bufón divierta y no se divierta.
Quisiera estar en su lugar. Ha de ser divertido sentirse bien.

Me arrepiento de lo antes escrito.
Trato de ser aquel que solía ser.
Un niño al que los zapatos no le ajustan.
Tratando de ser, ver y crecer.

Nunca seas como el otro, le decía su padre.
Respeta al que te respeta.
Siempre mira a los ojos cuando hables con alguien.
Jamás seguirá los consejos de Él.

Él perfecto es, ¿Qué se sentirá percibirse perfecto?
No lo sé, conozco a muy pocos así..
Montón de basura, la perfección no radica en ellos.
Siempre radica en los demás.

Blasfemia he dicho, no me importa, sólo es cuestión de practicar.
No son palabras al aire, yo soy el aire.
Yo soy la esencia, jamás me olvides.
Piensa en lo que eres y no en lo que tienes.

Materoa-esencia-decencia-proesa.
Prometa nunca ser como los´demás.
Tan débil y poco complejos.
Ensayo-error. Error-ensayo. ¿Qué sigue para la síntesis?

Yo no me equivoco pues nunca ensayo.
Ellos ensayan, yo aplico mi teorema.
Sigan en ustedes, les va a ser de provecho.
Es normal, son comunes 1,2,3,4.........como cualquier otro mas.

jueves, 11 de marzo de 2010

Cultura tepiteña. Emmanuel Hernández Ortiz.






























El objetivo principal de este escrito es profundizar sobre los aspectos básicos de la cultura tepiteña, no sólo para demeritar a sus habitantes sino para estudiar los rasgos esenciales de esta profunda y desprestigiada cultura. Para comenzar este ensayo, tomaré la cita del Prof. José de Jesús Magaña para discernir sobre el tema, que dice así: “somos seres culturales en doble sentido: como productores de cultura y como producto de ella”. Así, el hombre forja su constitución cultural en cada acto que expresa y realiza. Estudiando la expresión tepiteña, nos conduciría a características como el arraigo por el comercio, la fe en imágenes religiosas, la habilidad para desarrollar un lenguaje local y la valoración de sus fiestas.

Si por algo se ha de definir la cultura en Tepito, es por el comercio informal que se sitúa a lo largo de su territorio. La comercialización de productos de origen chino como ropa y juguetes acaparan la mayor parte del tianguis. Por otro lado, la venta de música y películas piratas son el gran negocio que invita a los habitantes de cualquier punto del D.F. a consumir. Finalmente, la actividad que acapara los focos rojos de Tepito, es la venta de drogas. Así, las personas que habitan este lugar, están implicados de manera directa o indirecta en el comercio. Entonces, el tepiteño producto del comercio forja a individuos de fácil manejo de palabra y negociación para la satisfacción de sus necesidades.

En relación con la negociación, un punto básico del tepiteño es su lenguaje. Palabras como: chale (desagrado), chido (agradable), gacho (feo), ñero (referirse a una persona), cámara (despedirse), toquín (fiesta), filete (música), tribilin (tribunal), está en Canadá (encarcelado), el torito (los separos), garbanzos (balazos) y ruca (mujer) entre otras, son palabras que distinguen al tepiteño. Desafortunadamente, la sociedad mexicana ha catalogado el lenguaje como una expresión superflua y de mala apariencia. De esta manera, el tepiteño contribuye a un lenguaje distinto, creando palabras de las ya establecidas y enriqueciendo el idioma español.

Del mismo modo, en Tepito las fiestas son un rasgo único y excepcional. En el Aniversario de Tepito, los locatarios no abren sus locales. El territorio se olvida del comercio para celebrar su fiesta anual. La música es interpretada por los llamados “sonideros” que a ritmo de matancera, guaracha, salsa y son, ponen un ambiente cálido con sabor. El punto central, además de la música, es que en este espectáculo la voz que opera el sonido, manda a saludar a las personas que se dan lugar en el evento, entre ellos bailarines, guapas mujeres y delincuentes. Lo que precede a este acto, es una celebración hasta los amaneceres del otro día, donde también hay que recalcar que mínimo hay un homicidio por el conflicto entre bandas.

En contraste con los puntos antecedidos, la delincuencia es un rasgo del tepiteño. Como lo dije anteriormente el comercio es de procedencia ilícita, ya sea mercancía pirata o robada. Pero no sólo es eso, el tepiteño ha hecho de su territorio un “barrio bravo” en el cual el robo a transeúnte, el narcomenudeo y la delincuencia organizada son aspectos de la vida diaria. Sus jóvenes en su mayoría, tienen costumbres y valores violentos que arrastran a la desintegración familiar. Es muy normal que entre sus mujeres haya maltrato físico y psicológico por parte de los hombres.
Reconozco que la cultura del tepiteño es violenta, es lacra (ratera) y chacalona (ventajosa). Pero caminar en Tepito, es caminar en mundo colorido, bailador y dicharachero. Andar por sus calles es reconocer cómo sus individuos cargan herencias culturales pero también se ingenian para hacer cultura. Ser tepiteño no sólo es ponerse ropa Perry Ellis y Tommy Hilfiger con calzado Jordan y salir a robar. Ser tepiteño es ser negociador, servicial, creyente, bailarín y galán. Ser tepiteño, es un don de Dios.



viernes, 5 de marzo de 2010

No me conoces

Afar dice que a él siempre le ha gustado ser el segundo lugar, el antagonista de la película, al que abuchean cuando gana algo, el que rechaza los premios, el que pelea por sus amigos con poco talento, el que no viste bien, al que le caga la fama, al que desprecian por su actitud, el que viaja en metro, el que pasa desapercibido, el que recibe monedas y no billetes, el que saluda a los que nadie saluda, el que repele a los buenos, el peor visto, en el que nadie confía…el que nadie conoce.