Vistas de página en total

jueves, 24 de junio de 2010

No soporto estar sola

Sobreviví alrededor de dos años a un ambiente que en principio me pareció cómodo, estable y hecho a la mano. Mis compañeros fueron mis mejores amigos de manera temporal, nos íbamos a tomar, a bailar, cenábamos juntos, todo lo hacíamos en grupo. Sucedieron muchísimas cosas que suelen suceder entre amigos, una de ellas, que quizá fue la que propició a nuestra desunión fue el enamoramiento de la que yo consideraba mi mejor amiga del amor de mi vida.

Viví con mi best friend en un par de departamentos en el que nos sucedieron cosas que sólo aquellos muros podrían contar, una de las cosas más peculiares fue que nos asaltaron. En el segundo ya era cuestión de trámite pues en sí la relación que teníamos podía ser mejorable. Ahora me doy cuenta que ambas tuvimos mucho que ver en que el grupo se desuniera, nosotras fuimos las que comenzamos con lo malo.

Él sabía que amabas estábamos perdidamente enamoradas de su persona, siempre quiso desentenderse de nosotras y de algún modo nos evitaba de cualquier manera, siempre menos en el baile. Ese momento en el que nos encontrábamos agarrados de la cintura al ritmo poco armonioso y demasiado alegre nos conectaba haciéndonos uno.

El tiempo pasó y nada se concretó, él con sus indecisiones y yo con mi fiesta. Hace algún tiempo, no mucho, celebramos su cumpleaños con algunos compañeros de la universidad. ¿Cuál sería mi sorpresa al llegar a la celebración? Ya había una relación formal del amor de mi vida con otra persona a la que sin conocer ya sentía que la odiaba. Además de eso percibí que mi amiga sentía lo mismo que yo: Puros celos.

Ellos empezaron a hablar mal de mí, a mí sólo me quedó refugiarme conmigo misma. Aparentemente reía por los pasillos de la universidad, yo con mi sonrisota de oreja a oreja mientras por dentro me moría de miedo por verme sola sólo una vez. Decía yo por la noches –Ay, diosito, por favor no me dejes sola-.

Mientras pensaba en mi soledad, para los demás corrieron los días como unos cien metros en los que todos sabemos que el jamaicano va a ganar por un amplio margen, para mí significó una maratón en el que los mexicanos perdemos en la última vuelta. Eso para mí era un infierno.

Cómo los demás iban a reírse de mí y yo no podía sino bajar la cabeza. De puro coraje hablaba a las espaldas de ellos, embarrando a aquellos que creyeron en mí, haciéndolos quedar como el hazme reír para los otros ¿Cuáles otros? Ya no había otros, a todos los puse de mi contra. ¿Qué sucedió?, ¿Desde cuándo comenzó esto? No sé, lo que sí sé es que ya no quiero estar cerca de ellos, eso me tiene mal.

Qué buena noticia, me iré de este lugar para estar en otro que seguramente me hará sentir intelectualmente superior, cosa que no me va bien, sin embargo es lo que necesito ahora, una compañía rentada, una que me cobre todas las facturas que vendí a mal precio. Hasta luego mis antes amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario