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jueves, 26 de agosto de 2010

Poco honesta

Por favor, te lo digo en serio: Deja de molestarme. Recuerdo que esas fueran las primeras palabras que le dije a un hombre del que nunca me llegué a enamorar. Si alguien me hubiera preguntado si alguna vez pensaría salir con él hubiera contestado NO, simplemente no éramos iguales, según yo no compartíamos nada de nada mas que una que otra clase.

Como siempre y para todos, el tiempo pasó como una estrella fugaz…junto con el tiempo, se fueron mis amigos o los pocos que consideraba como tales, se fueron los momentos de ocio y llegaron las obligaciones, los malos ratos y junto con ellos los gritos, las malas caras, las prisas y las mentiras.

Finalmente alcancé el último estirón en la universidad, por fin cursaba las últimas materias de esa fatigante e innecesaria experiencia llamada escuela. En ese último jalón llegó a mi vida una persona como todas las demás, con una fugacidad tal que me resultó completamente cómodo tomarme un par de cervezas con él, invitarlo aquí, llevarlo allá…

En esas salidas siempre conoces a una, dos o tres personas nuevas. Personas con las que nunca imaginaste compartir un “buen” rato. Pues bien, resultó que para mi sorpresa una de esas nuevas personas pretendía compartir todo conmigo. Al comienzo salimos como amigos puesto que era lo único que pretendíamos ser, posteriormente la relación comenzó a tornarse más interpersonal. Yo le contaba mis problemas y él me contaba los suyos. Por momentos me sentí como su esposa, en otros me sentía como su amante, en los menos me hacía sentir poco: Yo lo era todo para él.

Los buenos momentos pasaron, yo tuve un error muy grande. Nunca pude o mas bien nunca le quise decir que para mí él no era mas que alguien del que sentía un cariño especial y no amor y que aunque mis acciones dijeran lo contrario yo sólo lo quería y sentía un especial afecto hacía él. Eso es lo que pasa cuando una es poco honesta, ¿Qué nos cuesta decir NO en el momento preciso? Todo.

La única verdad es que hubo una confusión de actos-pensamientos-sentimientos, bueno la realidad es que nunca hubo confusión sino que yo manejé las situaciones a mi conveniencia. ¿Para qué? Para no sentirme sola. Ése hombre del que tanto hablo, aquél que no supe comprender se fue de mi vida para siempre. Hice todo lo posible por que se largara de mi mente, porque no me buscara ni una vez más.

Espero que no lo haya lastimado mucho, sólo lo espero porque yo sé que lo lastimé igual que una madre que le pega a su hijo sin otro motivo mas que descargar su ira. A mí ahora me da igual si lo hice o no…sólo hay una cosa que me tiene poco tranquila y eso es que hace un par de días mi madre me dijo: -Ay mija, siempre fuiste muy poco honesta-. ¿Será cierto? Sí, sí lo es.

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