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viernes, 8 de julio de 2011

Poetisa

Sentarse a escribir no es cosa fácil, hay quienes simplemente pueden intentarlo día con día con el común denominador o la excusa de que las ideas no les fluyen, como si se tratara de eso. Hay otro tipo de personas que de plano le tienen miedo al resultado que podría arrojar ese intento por plasmar los sentimientos o las acciones cotidianas. Algunos nacen con el talento natural de encontrar la palabra adecuada para cada gesto y otros como el que narra esta historia encuentran placentero y un excelente medio para no aburrirse el hecho de intentar describir lo que observa.

Es esta la historia de una mujer sola por decisión, una dama que fue aventada a la vida como se avienta la comida por toda la cocina en un ataque de ira, de una lolita en potencia que enamoraba a los adultos no tan mayores, de una jovencita que usaba el dinero de su padre para darse la vida que, sin darse cuenta, merecía. Es el texto de una mujer casada con un fantasma, son las palabras enviadas a un ser que no sólo habita ni vaga por la vida sino que vive la misma. Es el lugar perfecto como para equiparar lo hermoso con las letras…toda ella fanática de Vincent V.G. viajaba de un lugar a otro tratando de encontrar todo lo que deseaba y nunca había podido tenerlo de la manera anhelada: Un par de brazos y con ellos el abrazo que tanto ansiaba.

Hablar de cada una de las maravillosas cosas que hacía es casi imposible, sin embargo, es mi responsabilidad poner ciertos antecedentes para que el lector sepa más o menos cómo era este singular personaje. Como muchos de los habitantes de las grandes ciudades ella provenía de una situación personal complicada, una familia disfuncional, muchos lujos a costa de sufrimiento personal, desordenes patológicos, enamoradiza muy a su estilo, fijada en detalles tan superfluos como los cuellos, pecosa como Alfalfa y tan particular pero tan particular que es tan complejo describirla emocionalmente como no se imaginan.

Ella tenía dotes de escritora desde muy niña, tuvo la fortuna de encontrar su vocación a temprana edad, bien sabía que sus ideas no eran como las de los demás y que sus textos envolvían temas y frases tan difíciles de comprender que muy pocos se atrevían a acercarse a ella; a pesar de que lo tenía todo, su cuerpo fue creciendo y sus ideas se hicieron cada vez más y más complejas. Muchas personas la tachaban de loca y en contadas ocasiones de pendeja, cosa que a ella le causaba risa y no hablo de una risa burlona o déspota sino de felicidad. ¿A quién le causa felicidad que le digan que es pendejo? Así de difícil es esta protagonista.

Intentó por todos los estilos que las letras le permitían: ensayos, cuentos, citas, canciones y poemas. Refugiándose en estos últimos prefirió optar por esa vertiente tan compleja a la que muy pocos corren, sabiendo que en estos podría escribir de manera elegante todo ese pesar que llevaba en su espalda. No tenía aliados al momento de sentarse sino esa larga y característica cabellera que la hace tan especial. Mientras en la calle podría pasar como cualquier estudiante universitaria e ir a tomar tal o cual bebida como todos los demás, pensaba y desarrollaba toda una historia donde ella era la antagonista y nunca la heroína o la salvadora de todo el universo. Ahora que lo pienso si su computadora tuviera sentimientos seguramente tomaría antidepresivos o algo parecido porque cuando ella se sentaba a vomitar todo lo que tenía adentro era una bestia colérica e inconteniblemente hermosa.

Conocía ella a muchas personas. Hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y recién nacidos. Era popular en la vida pero aún así eso no le bastaba, ella bien sabía que había algo que le faltaba. Cansada de una vida llena de excesos juró siempre ser fiel a ella misma y jamás negar todo lo que era. Incomprensible para muchos era tan normal como cualquier otro ser humano, era un cachorrito durmiendo y una dictadora en casa. Tomaba la vida de una manera tan ejemplar que aun ahora, yo que la conozco, me cuesta muchísimo trabajo descifrar sus mensajes y más que eso me causa asombro.

Inalcanzable para los comunes sabía todo lo que tenía materialmente y lo que era intelectual y artísticamente. No era una de esas artistas que por tener una cámara fotográfica profesional o que por dos o tres textos se sintiera hábil en el arte. Tenía una actitud llorona en soledad y de incomprensión personal pero la verdad es que no cualquiera podría manejar ese temperamento tan extraño que ella tenía.

Conoció a muchos hombres que no la hicieron ni mínimamente feliz, uno tras otro se daba cuenta de los detalles y fragilidades de ellos para hacerlos sentir ridículos y endebles. Eso hizo correr al hombre seguro de sí mismo, al exitoso empresario, al galán del edificio, al artista de moda e inclusive al incansable caza fortunas.

Decepcionada de sí misma y de sus circunstancias temía quedarse sola, lo volvió a intentar con una nueva estrategia: Cambiar sus estructuras y ser simplemente como las demás, no funcionó. Desgarrada por dentro, caminaba con aires de grandeza y entereza su tan feliz e infeliz vida. Sabía que no necesitaba de nadie más hasta que llegó el día en que decidió usar el método más ruin e inhumano de todos.

Su vida se fue haciendo distinta, dejó de asistir a la universidad y de contestar llamadas, en raras ocasiones contestaba correos y por órdenes suyas ir a su casa era una tarea inútil porque casualmente nunca estaba para nadie. Sumergida en libros y más libros comenzó a comprender muchas cosas que le parecían tan inalcanzables como la cima de una montaña, era tal su afición por las letras que comenzó a ahogarse en las historias a tal grado que creía ser uno de los personajes, casi siempre el disconforme.

Preocupada por su situación decidió hacer aquello tan inhumano de lo que les hablaba dos párrafos arriba. Crear un personaje que la comprendiera, uno hecho a la medida, uno que la complementara en ideas y que cuando se atascara él le dijera la respuesta, una máquina con una memoria prodigiosa, un no ser humano con un talento nato para hacer eso que la protagonista tanto deseaba: una fundición de cuatro brazos en un sensible abrazo.

Noches pasaron para completar su obra maestra, una historia donde ella mandaba a placer y las nubes eran palabras, donde los demás estaban a su merced. Un universo creado para ella y por ella. Mientras esto hacía, los demás no sabían qué pasaba con ella puesto que estaba cambiando radicalmente su actitud y hasta su manera de vestir. Si bien es cierto tuvo que comprender que necesitaba rehacer su vida diaria mientras caminaba y hacía su vida rutinaria en aquella ciudad (donde casi todo el año llueve), solo podía pensar en su proyecto que concebía todos sus ratos libres.

Sin darse cuenta ya había escrito tres libros sobre su nuevo mundo, era una redacción tan Dantesca que era celestial e infernal lo que podía hacer en un pedazo de hoja. Hizo todo el mundo deseado hasta que sólo le hizo falta aquel personaje que tanto había ansiado. Dejó de lado todo lo demás para crear a conciencia su obra maestra. Lo dibujó, lo borró, lo rehízo, la rompió, se burló de él, lloró por él hasta que por fin encontró la combinación precisa “su combinación perfecta”.

Feliz de la vida y por la vida destinaba cualquier tiempo para estar con su creación, podía platicar y escribir cómodamente en él y sobre él o de cualquier otra cosa. Como era su obra pues ella manejaba las preguntas y las respuestas a placer, los tonos y los gestos, el idioma o hasta el dialecto. Creando neologismos y acentuando las palabras que no necesitaban de uno sentía esa plenitud que pocas personas han llegado a sentir, sabía que su trabajo había sido tal cual lo esperaba.

Pasaron tantas cosas juntos que bien se podrían describir en tantas hojas como las que tiene una enciclopedia, sin embargo ella sabía que tenía una vida real por vivir y que no podía depender de una creación suya ni estar inmersa en ese mundo tan perfecto. Decidió por un tiempo alejarse de lo que quería y afrontó su vida como cualquier otra persona de mundo. Olvidado él en un mundo creado, decidió mudarse de historia y se metió en otras tantas que le parecieron tan evidentes y normales que tras un largo tiempo regresó a las manos de su creadora.

Decepcionada de su vida, ella buscó refugio de nuevo en su historia. Las cosas ya habían cambiado y su personaje había madurado en emociones y forjado un carácter tan distinto al que se le había asignado. Sin embargo tras ver de nuevo a su dueña regresar a su historia decidió aceptar todas y cada unas de las proposiciones que ella pedía.

De nuevo y cambiante en sus emociones pensó que ella debía vivir para ella y no para un personaje, pero ¿Que no era eso lo que siempre había querido? Entonces se le ocurrió la mejor idea de todas: hacer un nuevo personaje donde ella fuera la creada (crearse a sí misma). Sólo de esa manera pudo comprenderse cabalmente, hacerse a sí no era tan fácil como pensaba que sería. Tardó un par de meses en formarse y pensarse tal como quería y aun así, como siempre, no estaba satisfecha.

Con un nuevo personaje en la misma historia hacían las de Adán y Eva en un paraíso tan bizarro que sólo ella podría rehacerlo. La mejor manera de mantener lo que quería era a través de un contexto creado a la medida para que no hubiera ningún problema y así, sólo así estos dos personajes de cuento o de poema se fueron conociendo mejor y mejor hasta que de comprendieron que estaban hechos el uno para el otro porque su creadora así quería que fueran.

Tan buena era su relación que pensaron en hacerse humanos y no sólo quedarse en personajes, cuestión que molestó a su creadora porque era ella la que debía decidir y no los personajes mismos. Eso se estaba volviendo cosa de locos porque en sí todos los pensamientos eran dados por aquella poetisa y no estaba haciendo sino proyectar todo lo que quería para ella. Encontrar a un personaje como el que había creado era una tarea fundamental, tras no encontrarlo en reiteradas ocasiones decidió llorar cinco meses enteros hasta que se secaron todas sus lágrimas, dando muerte así a sus dos creaciones que fueron alcanzadas por un inexplicable y violento rio que surgía de dos grandes perlas flotantes avellanadas (los ojos de la creadora).

No entendiendo qué había pasado y por qué había pasado ella decidió refugiarse en su escritorio y en su cama acompañada de su mascota a la que le había jurado amor eterno. Todavía pasan las noches y Gina sigue sintiendo un par de brazos rodeándola cuando sentada frente a su escritorio se siente vacía o en soledad, quizá serán los brazos de su creación o tal vez es solo su imaginación.

Prometido para: AHI

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